Había que romper el hielo. Y eso es lo que se vio esta mañana en la Casa de Gobierno. El gobernador Osvaldo Jaldo recibió al senador nacional y presidente del PJ local, Juan Manzur, un encuentro que marca el camino hacia la unidad del oficialismo con vistas a las elecciones  del 26 de octubre. La imagen de ambos reunidos, con las otras dos senadoras por Tucumán, Sandra Mendoza y Beatriz Ávila, repercutió en la Casa Rosada.

El escenario fue propicio para este encuentro: la ausencia del presidente Javier Milei a los actos por el 209° Aniversario de la Declaración de la Independencia contribuyó a consolidar el acercamiento. La gestualidad dice más que muchas palabras.

1- Manzur fue a Casa de Gobierno. Se trata de un reconocimiento del senador a la autoridad de su sucesor tanto en el poder como en la conducción política. Del lado de Jaldo, naturalmente que la presencia del senador implica dejar de lado las diferencias y comenzar a consolidar la unidad del oficialismo.

2- Distención interna. El encuentro entre ambos deja de lado, al menos por el momento, las diferencias  y las desconfianzas existentes dentro del peronismo. De hecho, el vicegobernador Miguel Acevedo debía actuar como equilibrista para hablar con uno y otro líder del partido. “De esta foto, cualquiera puede ser candidato”, lanzó Sergio Mansilla, presidente subrogante de la Legislatura, cuando todos los presentes posaron para una foto (también estuvo la intendenta capitalina Rossana Chahla) antes de salir a la esplanada de la Casa de Gobierno para iniciar los actos patrios.

FOTO DE ANALÍA JARAMILLO

3- El peso del distrito. A toda costa, Jaldo necesita que Tucumán no cambie de color y que la ola violeta pase desapercibida. Más allá de su rol dialoguista con Milei, el gobernador no pierde de vista que un triunfo lo posiciona más en el segundo tramo de su primer mandato. El tiempo dirá si es que aspira a una reelección. Antes debe mostrar fortaleza política y electoral para continuar con aquella idea. Los libertarios se aferran a las encuestas y al descontento social de una gestión justicialista que terminó con la economía en una profunda crisis nacional. Un detalle: era tanta la ansiedad de la dirigencia de estar en la tarima montada en las escalinatas del Palacio de Gobierno que expertos de Defensa Civil tuvieron que revisar la estructura antes de que las autoridades desciendan del primer piso del edificio de 25 de Mayo y San Martín.

4- Un mensaje a Buenos Aires. Jaldo viene sosteniendo que, institucionalmente, no dejará de ser dialoguista. Manzur, por el contrario, no profesa la fe mileísta, aunque gran parte de sus contactos políticos, institucionales, empresariales y diplomáticos comulgan con el libertario. Ambos se acomodan a las circunstancias, así como sus mensajes electorales. El gobernador seguirá precisando de la asistencia nacional o de las autorizaciones para encarar proyectos, de la misma manera que Manzur intenta volver a las primeras planas de la política, en momentos en el que el PJ está en un proceso de ebullición por la prisión domiciliaria de su conductora, Cristina Fernández de Kirchner. Al senador siempre le gustaron las luces de la gran ciudad. No tiene intenciones de pelear por otro mando. Las limitaciones son naturales en este momento, pero sí quiere seguir tejiendo redes políticas en Buenos Aires.

5- Adiós a las pujas. Los líderes mandan un mensaje más que directo a los referentes partidarios. Mientras se consolida la unidad, nadie saca los pies del plato, como tampoco pueden envolverse en rencillas internas. La cuestión de la conformación de la lista de candidatos a diputados nacionales pasa a segundo plano. Se puede negociar y hasta puede haber figuras que, hasta ahora, no suenan en la consideración de las cumbres partidarias; incluso de otras fuerzas y hasta empresarios. Alguien deslizó la posibilidad de que varias figuras femeninas del sector privado podrían ser tentadas para integran una nómina. Otros hablaron de la posibilidad de convocar a dirigentes de otras líneas de pensamiento, pero que estuvieron cerca del peronismo en los últimos años.

Más allá de estas conjeturas, el Partido Justicialista, distrito Tucumán, ha dado un primer paso hacia la unidad. Es cuestión de tiempo consolidarlo. Naturalmente que, en el camino, pueden surgir algunos que otros desencuentros. La política no es un lecho de rosas. Tampoco una ruta pavimentada. Siempre hay piedras que se cruzan.